Las normas sociales nos ayudan a desenvolvernos de una forma más eficaz en las relaciones sociales dentro de un protocolo que favorece la comprensión mutua. Especialmente, al principio de una relación cuando estás conociendo a otra persona, los pequeños detalles, el hecho de ver que es una persona comprometida, pueden ayudarte a acercarte o a distanciarte. Los buenos modales causan una buena impresión, en cambio, los malos modales te alejan.
Por ejemplo, es un gesto de mala educación y de poca responsabilidad, olvidar el plan con otra persona. En ese caso, es difícil reparar el error cuando se trata de los primeros planes que estás haciendo con alguien. Por otra parte, también es una cuestión de cortesía devolver una llamada que no has podido responder. Dar las gracias por una propuesta que te han realizado. En general, es verdad que la presión laboral no siempre nos facilita la posibilidad de conocer gente nueva. Pero precisamente, teniendo en cuenta que es más difícil, es un gesto de buena educación intentar dar una oportunidad a alguien que pretende brindarte su amistad.
En cualquier caso, todo ser humano es libre de abrir o de cerrar una puerta. Las normas sociales también nos llevan a establecer compromisos en positivo. Por ejemplo, resulta un gesto de poca educación no ir a una boda de una persona con la que tienes mucha proximidad. Del mismo modo, también es un detalle hacer un regalo a un familiar en el día de su cumpleaños.
Las normas sociales también nos ayudan a decir las cosas de un modo correcto y cuidar las formas para no herir la sensibilidad ajena. Por supuesto, cuando te presentan a alguien también existe un ritual básico en el que muestras que te alegras de haber conocido a la otra persona tras la presentación mutua. Otra norma de cortersía que se rompe mucho en nuestros días, es la de no coger el teléfono cuando estás en un plan con otra persona.