Amistades que se acaban

Hablamos tanto de rupturas de amor y de pareja, que muchas veces, perdemos de vista que también hay historias de amistad que tienen punto y final. Una decepción, un desencuentro, una conversación más tensa u otro tipo de conflictos suelen ser los motivos por los que dos amigos pueden alejarse. Muchas veces, no se trata de una distancia inmediata, sino gradual. Espaciada en el tiempo. Llega un momento en que dos personas dejan de quedar con tanta frecuencia, y entonces, se produce la distancia entre ellas.

En otras ocasiones, hay amistades que se acaban por pura inercia. Por ejemplo, es difícil mantener la relación con todos los amigos de la universidad cuando cada uno vive en una ciudad diferente. Está claro que la distancia siempre es un factor a tener en cuenta en las relaciones interpersonales y no es nada fácil, tener vínculos con gente que vive lejos.

Especialmente, la falta de tiempo para el ocio hace que cada vez seamos más exigentes en las relaciones a la hora de dar prioridad a unas personas respecto de otras. Ya que el tiempo es limitado, hay que aprovecharlo bien con aquellos que de verdad, aportan cosas buenas a tu vida y te hacen sentir bien.

Una amistad verdadera también está marcada por la afinidad. Compartir aficiones en común con otra persona o tener un modo de ser semejante también puede ser un punto extra. Pero el sentimiento más adecuado para que una relación perdure en el tiempo es la gratitud. Es decir, sentir agradecimiento por los momentos compartidos, por el cariño recibido y por la ayuda que te ha dado la otra persona. Existen amistades que se acaban de una forma inevitable. Sin embargo, es mejor aprender a vivir el presente con una conciencia plena para dar valor a los seres queridos.