Muchas veces, creemos que en nuestros mensajes somos claros, directos y efectivos. Sin embargo, la comunicación humana no es tan evidente como parece a simple vista, sencillamente, porque no siempre utilizamos las palabras de la forma adecuada, porque nuestro lenguaje corporal contradice la comunicación verbal, hay miedo y también, interferencias. Por ejemplo, existen las interferencias de las historias previas y a veces, dan lugar a ideas irracionales o prejuicios en el amor y en la amistad.
La comunicación en pareja o en la familia es clave para poder obtener mejores resultados: relaciones más gratificantes, momentos más plenos y satisfacción con el presente. Para ello, en vez de quedar siempre a la espera de que las cosas sucedan por arte de magia, merece la pena que te animes a hablar y a tomar la iniciativa. Si te apetece hacer un plan con alguien, entonces, toma la iniciativa de invitarle. Luego la otra persona será libre de rechazarlo pero al menos, te quedarás tranquilo contigo mismo al haber dado el paso y conocer la verdad.
Por ello, para comunicarte mejor, aprende a exteriorizar sin tanto pudor tus deseos y tus sentimientos para poder aprender a vivir con más libertad interior. Deja que los demás te conozcan. No se trata de que todo el mundo pueda acceder a tu intimidad, sino de compartir tu vida con aquellos que te rodean en mayor o menos medida. Una mala comunicación, en ocasiones, conduce a la frustración y también, te hace ponerte corazas para evitar decepciones.
Cuando quieras decir algo, dilo sin rodeos. Y toma como una necesidad emocional, el tener que expresarte. Las cosas mejoran en la medida que aprendes a hablar de ti mismo y empeoran siempre que te callas. Evita los reproches y las acusaciones, exterioriza tus ideas en primera persona. Disfruta del amor al compás de la palabra.