Las quejas son humanas y también tienen una función positiva cuando se manifiestan con medida. Pero, cuando ocupan el espacio principal de las conversaciones de pareja, generan efectos negativos a largo plazo. En este artículo, compartimos algunos de ellos.
1. Distancia
Cuando la queja es tan evidente, quien recibe esa información, percibe en esas palabras una forma de rechazo. No encuentra un estímulo de motivación para escuchar atentamente o realizar un cambio que pueda ser positivo en la relación. Aquel que se queja quiere despertar el interés del otro, sin embargo, produce el efecto opuesto: la distancia aumenta.
2. Visión negativa de la relación
Cuando el discurso se centra de forma continua en aquello que no se ajusta a las expectativas del enamorado, la imperfección eclipsa cualquier aspecto positivo en la relación. Nada parece suficiente si se compara con la dimensión de aquello que no es tan bonito. Es decir, la queja pone el foco en lo negativo. Y esta percepción también afecta a aquel que escucha el sonido recurrente de ese desánimo. Por tanto, la queja genera un efecto contagio.
3. Cansancio
Esta es la banda sonora de la infelicidad cotidiana, es decir, rompe con la motivación necesaria para emprender algunos cambios. La queja produce cansancio hasta llegar a agotar a quien la repite y a quien la escucha. Y puede ocurrir que en algún momento ambos lleguen al límite de la paciencia. Y en ese caso, crean que ya no tiene sentido seguir luchando por una historia que está rota, más allá de la apariencia.
4. Visión reduccionista de la relación
Un discurso centrado en la queja no pone el punto de atención en los matices. Sino que llega a conclusiones que se afianzan en el «siempre», «nunca», «todo» o «nada».
Estos son los efectos negativos que las quejas constantes y los reproches producen en las relaciones de pareja.