Por encima de cualquier tipo de expectativa, no existe ningún bien tan importante como el propio tiempo personal. Curiosamente, una persona puede ser vulnerable ante la tendencia de perder el tiempo en el inicio de la relación. ¿Cuáles son las tres formas en las que esta circunstancia puede darse? En Son Pareja enumeramos estos ejemplos.
Vivir pendiente del móvil
Cuando no existían los teléfonos móviles, el error podía ser el de estar en casa esperando esa llamada. Sin embargo, la dependencia tecnológica puede empeorar la situación de quienes sientes malestar e impaciencia porque pasan las horas y no reciben ni un whatsapp. Si esa persona quiere contactar contigo, lo hará sin que tú tengas que paralizar tu vida para que ese hecho se produzca.
Navegar en sus redes sociales
Las nuevas tecnologías mejoran la calidad de vida en muchos aspectos, sin embargo, su dependencia también puede alterar al ánimo de quien renuncia a otras esferas de su vida por esta conexión constante. Cuando estás conociendo a alguien, es una pérdida de tiempo estar consultando todas sus novedades y fotografías en Facebook o Instagram.
Falsas expectativas
Una persona puede prolongar las citas con la esperanza de que el interés surja en algún momento. Sin embargo, tu tiempo es valioso desde el instante en el que estás conociendo a una persona. Y su tiempo es igual de valioso que el tuyo. Por tanto, si no observas la posibilidad de una relación, tal vez puedas cultivar una amistad. O puede ocurrir que tampoco te interese esta opción.
En cualquier circunstancia, lo que sí es importante es que seas coherente con aquello que quieres, piensas y sientes respecto de la posibilidad de vivir un noviazgo con la otra persona. Esta tendencia de prolongar las citas también puede surgir como una respuesta ante el miedo a la soledad.