Las rupturas de pareja dejan en el ánimo de los protagonistas un deseo de reflexión en torno a las causas de lo ocurrido. Sin embargo, en este momento tan emocional, también surgen creencias que muestran una visión desdibujada de la realidad.
La ruptura no se produce en un solo instante
En la mayoría de las ocasiones, una ruptura no es el resultado de un hecho que marca un punto de inflexión en el amor. El adiós suele ser el efecto de la acumulación de factores que pesan negativamente en el balance de quien interpreta el contexto general de la historia. Una persona puede tener pensamientos de ruptura durante meses o semanas antes de dar el paso de comunicar su decisión.
En la mayoría de las ocasiones, un hecho se convierte en el detonante definitivo para tomar la decisión después de haber estado valorando esa posibilidad a nivel teórico.
Buscar culpables externos a la relación
Una relación de pareja es un tema de dos. Sin embargo, el dolor de asumir este final puede hacer que los protagonistas prefieran buscar responsabilidades en circunstancias externas. ¿Cuál es el efecto negativo de esta creencia? Que impide extraer una lección de aprendizaje a quienes no actúan como responsables de sus decisiones.
Otra posibilidad es de la convertir a la pareja en responsable de lo ocurrido cuando, en la mayoría de los casos, esta situación es la suma de acciones generadas por ambas partes.
La añoranza no siempre es una forma de amor
Es muy natural que después de haber compartido un tiempo con una persona, el espacio que ha dejado en tu vida genere una influencia de melancolía. Esta manera de echar de menos forma parte del propio capítulo del duelo en el que el adiós produce cambios evidentes en la situación presente del protagonista respecto al pasado más inmediato.