La idealización es una reacción habitual durante el proceso de enamoramiento, sin embargo, aquellas parejas que evolucionan en positivo a partir de esta etapa avanzan hacia la realidad dejando atrás esa ficción. ¿Cuáles son los errores que cometes cuando idealizas a tu pareja?
Alimentas una posición de desigualdad
Cuando te comunicas con tu pareja, cuando negocias para llegar a un acuerdo o cuando estás a su lado, la situación cambia por completo dependiendo de cómo te posiciones. Si concedes a tu pareja una perfección que no tiene, estás colocándote de manera secundaria en esta relación en la que debes ser protagonista.
Confundes la idealización con la admiración
Mientras que la idealización es una construcción mental que parte de una distorsión cognitiva en la forma de mirar al otro y de interpretar virtudes que tal vez no tiene, por el contrario, la admiración nace de la realidad de la esencia única de ese ser humano que a través de su presencia en tu vida también contribuye a tu felicidad.
Por ejemplo, puedes admirar la bondad de tu pareja, su talento o su paciencia. La admiración es real cuando se produce, la idealización también es real para quien la vive en el momento presente, sin embargo, pasado un tiempo comprueba que ha sido un espejismo.
Le das una autoridad que no le corresponde
Cuando idealizas de forma exagerada a tu pareja, das más peso a sus opiniones que a tu propio criterio, por tanto, delegas muchas decisiones que incluso pueden ser sencillas, sin embargo, te posicionan a ti en una esfera de aparente comodidad. Cuando tomas tus propias decisiones u opinas sobre un asunto determinado, estás mostrando tu visión, incluso aunque corras el riesgo de equivocarte. Y esto es algo a lo que nunca debes renunciar como ser libre. Por tanto, la idealización adormece tu propia libertad puesto que no te sitúas en una esfera de realidad absoluta.
Y, además, corres el riesgo de responsabilizar a tu pareja por haberte decepcionado cuando eres tú quien le ha atribuido esa perfección.