La idealización de la amistad puede hacer que una persona imagine la felicidad de vínculos sin discusiones. Pero las discusiones forman parte de la amistad. La resiliencia de este tipo de lazo, es la capacidad de resolver esas situaciones con asertividad y empatía. ¿Qué errores pueden condicionar esta experiencia?
1. Exagerar la situación
A veces, la verdadera dificultad para superar un conflicto no se encuentra tanto en aquello que ha ocurrido sino en la propia interpretación que ambos hacen de lo que ha pasado. Por ejemplo, es posible caer en el error de convertir las suposiciones en una verdad sin contrastar esta información con el otro. Es decir, es posible dramatizar lo ocurrido, y por tanto, exagerarlo. Cuando un enfado es el resultado de una exageración de detalles cotidianos, esto afecta a la amistad de manera directa.
2. Recordar temas del pasado en el presente
Al hilo de esta discusión también puede intensificarse el distanciamiento cuando los protagonistas no se concentran en gestionar la situación reciente, sino que se sienten desbordados por temas del ayer que están fuera de contexto en relación con la actualidad del vínculo. Incluso cuando existen temas pendientes de resolver, en primer lugar es importante solucionar aquello que ha ocurrido ahora.
3. Implicar a otras personas
Cuando dos amigos comparten un mismo grupo de amistades puede ocurrir que ese tema de dos trascienda al entorno de la pandilla. Es un error esperar que los demás se impliquen y se posicionen en favor de uno de los dos, puesto que la solución de esta discusión depende de ambos. En un grupo de amigos es natural que cada uno tenga más afinidad con algunos de ellos.
Cuando se produce una discusión entre dos, es posible pedir ayuda a otro para que ejerza una labor de mediación, pero no para que se convierta en juez y parte de lo que ha pasado, si la solución depende únicamente de ambos.