El amor es bueno para la salud siempre y cuando aporta una ilusión agradable en la vida del enamorado o encuentra un sentido positivo a esa historia de amor. Sin embargo, el amor también puede perjudicar seriamente la salud cuando se convierte en una obsesión. Esto es lo que ocurre cuando una persona vive una historia en la que existe una gran distancia entre los deseos de la mente y la realidad misma. De este modo, experimenta la frustración que produce la sensación de irrealidad o la desorientación de no comprender los comportamientos de la otra persona. Manteniendo una extraña esperanza más allá de la evidencia objetiva del desinterés por parte del otro.
Otro caso posible
O también, de la falta de interés serio por parte de otra persona ya que también se producen casos en los que el sufrimiento se produce precisamente bajo el esquema de una historia de «ni contigo, ni sin ti». Los juegos psicológicos se mantienen en el tiempo porque dos participan en ellos. Cuando uno de los dos rompe el rol que venía desempeñando hasta ese momento, el juego se acaba. Por ejemplo, cuando una persona deja de responder los mensajes de quien solo muestra interés a ratos, ese círculo vicioso se acaba.
Te quita más de lo que te aporta
Una relación de pareja te perjudica cuando, como consecuencia de la infelicidad que aporta a tu vida, afecta también a tu vida profesional a través de la desmotivación en el trabajo y las dificultades para mantener la concentración e influye también en el plano de la amistad puesto que tus amigos te dicen que te ven cambiado y de mal humor. Una relación te perjudica cuando aquello que te quita es mucho más que lo que te aporta. Y esto suma una balanza interior de insatisfacción crónica que aunque quieras disimular aflora cuando menos te lo esperas.