La intimidad es uno de los mayores bienes que tiene el ser humano. La verdad es que aprender a cuidar de tu intimidad te ayuda a protegerte a ti mismo. Es decir, te permite mostrarte en mayor o menor grado ante los demás. De hecho, existen muchos tipos de relaciones diferentes en base también al grado mayor o menor de intimidad que compartes con las otras personas. Por ejemplo, en el plano de la amistad, compartes muchas más vivencias con tu mejor amigo que con un compañero de trabajo con el que tienes una relación cordial.
Pues bien, en el seno de la pareja, la intimidad que se comparte también es importante. Cuidar de esa intimidad por ambas partes es esencial por respeto a uno mismo y también al otro. Cada pareja tiene sus propios secretos, ese ámbito privado que debe de ser únicamente de dos. Por otra parte, dentro de la propia pareja, cada uno también debe de tener su propia parcela de intimidad y su propio espacio. ¿Crees que debes contarle todo a tu pareja hasta el punto de no dejar nada para ti mismo?
La realidad es que no. Más allá de tener pareja, eres una persona individual y como tal, debes cuidarte, fomentar tu autoestima, cultivar tu mundo interior y enriquecer tus vivencias. Sin duda, es muy positivo que en tu pareja también puedas encontrar a tu mejor amigo. A esa persona que te ayuda a crecer en plenitud a lo largo del camino de la vida.
Los secretos de pareja unen en vez de separar ya que forman parte de la construcción de un microcosmos común a ambas partes. Es normal que en ciertas ocasiones, compartas con un amigo un conflicto que has tenido con tu pareja. Sin embargo, hay cosas que nunca debes contar a terceras personas ajenas a la pareja.