La perfección es una palabra que de entrada parece ideal. De hecho, el mito del príncipe azul o de la chica diez se basan sencillamente, en el concepto de que una persona que sea digna de amar es aquella que no tiene ni un solo defecto, es decir, aquella que está envuelta y llena de virtudes. Pues bien, la realidad es que lejos de ser así, la idea de ser perfecto sólo te lleva a frustrarte porque de forma lógica te darás cuenta de tus propios límites.
Por ejemplo, es normal que tengas cambios de humor y de estado de ánimo, que no siempre estés igualmente receptivo a la hora de ver a la persona que te gusta, es decir, no siempre te comportarás del mismo modo con ella. Esto lo podrás comprobar todavía mejor en caso de que ya seáis pareja. No existe la perfección ni física ni emocional. Pero en cambio, sí te invito a aspirar cada día a superarte a ti mismo desde un punto de vista emocional.
Es decir, evidentemente, merece la pena que cuides tu imagen y tu aspecto personal. Pero lo que de verdad merece la pena es que apuestes por la sabiduría interior, por corregir tus defectos y potenciar lo mejor de tu modo de ser. La idea de la perfección sólo es un ideal de las comedias de Hollywood que tiene muy poco que ver con la realidad del ser humano particular y concreto.
De hecho, más allá de todos los defectos, seguro que habrá algiuen que te verá como alguien perfecto y cargado de valores que debes cultivar y poner en práctica en tu día a día. Para conquistar a la persona a la que quieres apuesta por la naturalidad y por mostrarte tal y como eres. Mucha suerte.