A nivel anímico, cada ser humano tiene sus propias necesidades que están marcadas por la experiencia vital de esa persona. Por ejemplo, puede suceder que un adulto arrastre carencias afectivas de su infancia al haber crecido en un hogar desestructurado. Por ello, en una relación de pareja, cobra fuerza aquella persona que tiene la capacidad de cubrir las necesidades emocionales más importantes del ser amado. De este modo, aporta seguridad, fortaleza y bienestar.
De hecho, existen personas que han recibido muy poco cariño en su vida, por ello, pueden sentirse incómodas ante las muestras de afecto. En ese caso, en vez de tirar la toalla, lo que debes hacer es perseverar. Seguir mostrando tu aprecio real a esa persona para que se dé cuenta que es valiosa y también, que te importa. Es importante amar de verdad.
Más allá del bien que puede hacerte una persona externa, está claro que eres tú mismo quien debes apostar por superarte de una forma constante, ser mejor cada día, intentar tener relaciones sociales más gratificantes, aprender a expresar los sentimientos con madurez y manejar cada vez mejor la frustración. De hecho, es un paso de gigante que puedas tener la capacidad de expresar de forma asertiva cuáles son tus necesidades emocionales, es decir, que tengas la capacidad de decir qué necesitas.
Dentro de una relación de pareja, por ejemplo, esta capacidad potencia al máximo la comunicación entre dos personas que se quieren. Las necesidades emocionales son un síntoma que te ayuda a conocerte mejor a ti mismo. Por supuesto, pueden cubrirse o quedar vacías. En el caso de la primera opción, se produce la alegría. En cambio, en el caso de la segunda opción, llega la tristeza. Una de las necesidades emocionales básicas de cualquier ser humano es recibir el cariño y el afecto.