Las discusiones son buenas


Lo cierto es que en más de una ocasión me he encontrado con la circunstancia de que alguna persona me dice que no discute nada con su pareja. Las personas que no suelen tener conflictos con la pareja, los tienen solo que no los exteriorizan. ¿Por qué? Sencillamente, porque algunas personas sienten terror ante las diferencias, es decir, sienten que es señal de que algo no va bien. La realidad es bien distinta: una relación está formada por dos personas que más allá de que se quieran también son diferentes. Es decir, observan la realidad desde su propio punto de vista.

Evidentemente, no tiene ningún sentido reñir por reñir ni nada parecido. Al igual que una relación en la que existe un balance de una pelea diaria no va a ninguna parte porque produce angustia a nivel emocional. Pero las discusiones son buenas porque nos ayudan a conocer mejor al otro, establecemos pactos, descubrimos nuestros propios límites y entendemos que las cosas no siempre pueden hacerse a nuestra manera.

Una pelea cuando se está en pleno proceso de conquista no tiene mucho sentido. Sencillamente, porque interiormente, ni siquiera te sale. Allí, la meta es acercarte, no distanciarte del otro momentáneamente. Está claro que en cierto modo en una discusión nos distanciamos del otro de forma temporal, ya sea durante unas horas o durante algún día. Es algo que también se observa en el plano de la amistad o en las relaciones familiares.

Aprende a plantear una discusión de la forma adecuada. Siempre debes evitar los gritos y atacar a la otra persona. Simplemente, expresa cómo te sientes y qué es lo que te gustaría conseguir pero no tengas miedo de expresar aquello que piensas porque te sentirás más libre. Y el amor verdadero te hace sentir así, más libre.

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