El sentimentalismo


El ser humano está formado por razón y corazón. La importancia que se le da a la razón, está marcada en parte por autores como Descartes. Por otro lado, la Ilustración también fue determinante a la hora de ensalzar el conocimiento racional como fuente de luz. En el plano opuesto de esta balanza, se encuentra el pensamiento de aquellos que otorgan una prioridad fundamental en la vida al sentimiento. Este es el caso, por ejemplo, de Pascal.

El exceso de sentimentalismo puede ser más frecuente en la mujer que en el hombre ya que ellos por una cuestión cultural durante muchos siglos han sido educados en la noción de fortaleza. Por ello, el hecho de mostrar una emoción era un signo de debilidad. En esencia, el exceso de sentimentalismo es totalmente contrario al propio romanticismo. Y es que, resulta poco elegante y a veces, también poco natural. Pero desde un punto de vista emocional, puede resultar agotador sentir demasiado, dar mil vueltas a las cosas desde un punto de vista afectivo…

La exaltación del sentimiento sí que puede resultar muy poética, por ello, puede suponer una fuente de inspiración creativa a la hora de componer un poema, por ejemplo. La felicidad en la vida viene determinada por la claridad mental y también, por la claridad en el corazón. De lo contrario, sentir dudas de una forma constante puede causar un cansancio notable. Alcanzar el equilibrio entre razón y corazón es la única forma de vivir con prudencia y también con sabiduría. Pero además, desde dicha prudencia se puede alcanzar la empatía en el seno de la pareja.

El sentimiento también se educa, igual que el carácter. Por ello, es posible cambiar a través del trabajo interior o la autoconciencia. Por otra parte, el sentimiento también se puede racionalizar a través de la razón.

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