El ego es una palabra muy corta pero que contiene en sí misma tal cantidad de energía negativa cuando se da en exceso, que logra matar cualquier sentimiento de amor o de amistad. La realidad es que el ego te hace admirarte a ti mismo, quedarte encerrado en tu yo, creer que eres el mejor… O incluso, te lleva al orgullo de pensar que siempre tienes la razón en todo y que nunca te equivocas.
Cambia el ego por aprender a querer mejor a tu pareja. Intenta ponerte en su lugar, incluso, aunque a veces no compartas un pensamiento del otro, intenta no cuestionarle, simplemente, apóyale si se trata de algo importante para él. Además, a base de empezar a ser más generoso también te darás cuenta de que merece la pena aprender a vivir siendo más flexible y que el ego lejos de engrandecerte lo que hace es enpequeñecerte y hacerte diminuto.
El ego, la soberbia, la rivalidad, los celos, la ira… son emociones que de una o de otra forma, cuando se producen en un grado excesivo y con una frecuencia notable terminan matando el amor. Así que merece la pena que empieces a apostar por el cariño, la generosidad, la empatía, la ilusión, la esperanza, la seducción constante… Las emociones te ayudan a saber cómo está una relación.
Por ejemplo, si disfrutas estando con tu pareja, si crees que puedes mostrarte tal y como eres entonces ese es un buen síntoma. Por el contrario, si tienes la sensación de que tu pareja no respeta tu modo de ser o de pensar, entonces, tienes que hablar con ella para encauzar la situación lo antes posible y que la distancia entre ambos no crezca hasta convertirse en un imposible. Deja de lado tu ego, y quiere a tu pareja.