Tal vez en alguna ocasión te ha pasado que te has ilusionado con alguien que en apariencia, mostraba interés en ti. Era una persona que notabas que se alegraba mucho al verte y que incluso, le brillaban los ojos de una forma diferente. Sin embargo, más allá de tanta apariencia, la historia no avanzaba, el tema no iba más allá. En una situación así, existen personas que quedan enganchadas dando vueltas a la cabeza, dando tiempo a la otra persona… Se quedan con la hipótesis de que el otro si siente algo especial pero por lo que sea, no da el paso: por miedo, por inseguridad, por timidez, porque tiene pareja…
En realidad, siempre que te interese alguien, lo que tienes que hacer es intentar profundizar en la relación para conocer la verdad de los sentimientos. En general, en este tipo de casos, la historia no avanza, sencillamente, porque no existe el interés de tener un amor. Es decir, el otro sí siente algún tipo de atracción o de ilusión, pero es tan superficial y tan débil que no da para nada más. Es decir, la otra persona se ilusiona cuando te ve pero tampoco sufre si no te ve, no siente ese vacío que en realidad, se vive en el amor de verdad cuando cuentas los días y los minutos por volver a encontrarte con la persona que te importa, aunque ni siquiera se lo hayas dicho.
Es importante saber ver los sentimientos superficiales, es decir, saber ir más allá de las apariencias para protegerte y no sufrir más de lo necesario. Eres una persona valiosa así que no pierdas tu tiempo enredado en historias que no van a ninguna parte. Quiérete a ti mismo, respétate y no te conformes con menos de lo que mereces. Un amor maduro y pleno.
Para la firmeza de las relaciones estables tiene que tener profundidad, sobre todo por respeto a las personas.