Una ruptura de pareja puede no vivirse del mismo modo por ambos protagonistas. Después del adiós, puede despertarse una especie de enganche psicológico manifestado en la forma de una obsesión que puede darse en distintos grados. ¿Cuáles son los síntomas a tener en cuenta?
Pensamientos de dependencia
La persona siente que su nivel de felicidad depende, principalmente, de volver a estar junto a su ex. Esta idea de dependencia es la que transforma el sentimiento en una necesidad. No se siente identificado con la premisa: «Te quiero pero no te necesito». La necesidad está en la base de su forma de entender el amor.
La persona se siente vacía a nivel interior y desorientada. El peso de la tristeza es evidente en cualquier ruptura, sin embargo, en este punto alcanza cierto grado de desesperanza.
Interpretación lineal de la realidad
Después de una ruptura de pareja, una persona se encuentra en un buen momento para tomar decisiones sobre cómo gestionar su presente y avanzar hacia el futuro. Sin embargo, alguien que vive una obsesión se encuentra en un momento de interpretación reduccionista de la realidad. Valora la posibilidad de una reconciliación o un acercamiento, y cualquier alternativa le parece una posibilidad vacía de ilusión.
Insistencia
Adopta esta actitud sin escuchar cuáles son los sentimientos verdaderos de la otra persona. Y esto hace que el otro se aleje todavía más ante esta falta de empatía.
Estar pendiente de la otra persona
A través de las redes sociales o preguntando a posibles amigos comunes sobre las novedades personales de su ex. Alguien que se encuentra en este punto ha olvidado que su verdadero centro no se encuentra en un punto externo a sí mismo, sino en su propio interior.
Este estado emocional genera una intranquilidad que produce mucho sufrimiento al afectado por este malestar.