Antiguamente las funciones de la mujer quedaban relegadas al ámbito hogareño. Ahora con su incorporación íntegra al mundo laboral, son muchos los varones que prefieren involucrase en el cuidado de los hijos y de las labores domésticas.
La pareja que formáis ha llegado a una conclusión óptima para ambos. Será ella la responsable de la economía de la casa, esto es, activará hasta el extremo todas sus cualidades para potenciar su nivel profesional… Buscará o conservará un buen puesto laboral, ese que le proporciona un salario digno a fin de mes para poder mantener a la familia y darles de vez en cuando un “caprichito”. En otra línea diferente, pero no por ello menos importante, surge la figura masculina pendiente de limpiar la casa, hacer las compras y ocuparse de los críos de una manera más directa.
La repartición de estas funciones suponen la gran transformación social que en pleno siglo XXI marcan un antes y un después. Asistimos a un revolucionario intercambio de roles.
Pero ¿cuándo es el momento adecuado para materializar este intercambio? Lógicamente cuando ella acaba de dar a luz necesita de un tiempo para compartir con el bebé, cuestión que bien puede resolver haciéndose cargo también de las tareas del hogar. Esta etapa no es la más indicada para llevar a cabo el intercambio. Sin embargo, cuando los pequeños alcanzan un grado de autonomía (a partir de los dos años), el papá puede asumir las responsabilidades que en un pasado únicamente desempeñaban las mujeres.
Opiniones
Diversos colectivos han demostrado su postura favorable al cambio de tornas. Expertos indican que “las mujeres, en general, desean que los hombres cambien, sin embargo la educación patriarcal ha calado muy hondo y algunas prefieren guardar la tradición de siglos atrás”. Ahora bien, un estudio en Estados Unidos demostró que las parejas con reparto de tareas equitativo eran mucho más felices, con menos estrés, más salud y con hijos con mayor rendimiento escolar.