Para entablar una perfecta conexión con tu pareja, primero has de saber escucharte a ti mismo. Una de las claves para alcanzar “esa autenticidad” consiste en huir de la susceptibilidad ¿Tanto te importa lo que los demás piensan de ti?
Una persona susceptible complica lo sencillo y vive siempre con la guardia en alto. Según la mayoría de los psicólogos estas personas padecen alta reactividad emocional. Su comportamiento oscila entre la pasión y el orgullo, entre el dolor y la rabia, entre las ganas de ser muy feliz y el miedo a dejar de serlo.
Un remedio, para combatir el defecto de la susceptibilidad, es aceptarse tal y como eres sin buscar la aprobación constante. Mientras que no se demuestre lo contrario, confía en que todas las personas son buenas. Y si algo sale mal aprende del error.
Con el fin de que encuentres un habitáculo personal donde sentirte cómodo y despliegues todas tus virtudes, te presentamos un recorrido… ¡Presta atención!
Observación. Observarse significa centrarse en uno mismo, no en lo que pueda pensar la persona que tenemos enfrente. Es un verdadero giro de fuera hacia dentro, una situación a la vez de distancia emocional y de presencia consciente: estar sin juzgar.
Aprecia el silencio. Acalla el flujo continuo de pensamientos en tu mente y escucha el sonido del silencio… Vacía la mente de creencias, pensamientos, ideas o juicios.
Saber escuchar. Sócrates pasaba mucho tiempo escuchando. Y cuando hablaba, casi siempre era para plantear cuestiones que obligaban a pensar. Lo importante no son las respuestas sino saber preguntarse.
Ser auténtico. Hay un espacio en tu ser, único y muy íntimo, del cual nace la palabra más auténtica, la que “toca” el corazón de tus interlocutores. Saca provecho al gran secreto de la comunicación: La autenticidad.