– Celos. Demasiada posesión y un exceso de celos pueden hacer que la otra persona se sienta atrapada. Esto conlleva la necesidad de huida de la otra persona. Irónicamente, seguir que es lo que querías evitar.
– Problemas sexuales. Si tenéis problemas sexuales y sois incapaces de hablar de ellos esto no va a ninguna parte. Todo el mundo es diferente y a cada uno le gustan unas cosas y tiene unas necesidades sexuales diferentes.
– Problemas personales. Viejos problemas o traumas pueden hacer que una pareja se rompa. Problemas de abandono, cuestiones de imagen, falta de valoración, problemas con las drogas, etc. son sólo algunos de los problemas personales que pueden afectar a la relación.
– Problemas financieros. Las preocupaciones financieras forman parte de la vida de muchas personas. Cuando las parejas no son capaces de sincronizar sus hábitos de gastos o de sus valores financieros, comienzan los problemas.
– Educación de los hijos. Los padres deben presentarse como un frente unido ante sus hijos. Si uno de los padres permite a los niños hacer las cosas que el otro le prohíbe, esto provoca confusión para los niños y estrés en las relaciones.
– Problemas con los padres. Cuando los padres de uno de los dos no aceptan a la otra persona no son los mejores consejeros que se pueden buscar en caso de que exista un pequeño problema. Ninguno de los dos debéis dejar que se metan en vuestras vidas a ordenarlas y organizarlas como ellos quieren. Recordad que vosotros tenéis vuestra vida.