Los planes de boda forman parte de la expectativa de muchas parejas que toman esta decisión de forma responsable. El “sí quiero” también puede estar acompañado por el arrepentimiento posterior de una decisión equivocada. En Son Pareja enumeramos cinco situaciones en las que es mejor no casarse.
1. Cuando la boda se percibe como el fin definitivo
En ocasiones, la boda parece más importante que la propia relación. La decoración del evento, la planificación de la lista de invitados, la elección de las flores y todo aquello que forma parte del enlace, se percibe como un fin en sí mismo. Sin embargo, el día de la boda es temporal y, después, llega una nueva rutina.
2. Dudas importantes en el último momento
Las dudas, en ocasiones, surgen en el momento que, en apariencia, parece el más inesperado. Pero tienen una función positiva y, por tanto, conviene escuchar esa información emocional. Si alguien no se siente preparado para comprometerse, tiene la libertad de cambiar de opinión.
3. Crees que la boda traerá la felicidad definitiva
Si la relación no atraviesa un buen momento, la boda no es una decisión que ponga el final feliz a esta situación. Es probable que ocurra lo contrario. Si las bases de la relación se han debilitado, es difícil construir un matrimonio sólido a partir de esta circunstancia.
4. Es mejor no casarse solo por haber cumplido una edad
Una boda feliz parte de una decisión consciente. Pero esta decisión deja de tener esta perspectiva cuando la persona da el paso, principalmente, porque cree que es lo que debe hacer a su edad.
5. Falta de compromiso
Esta falta de implicación y de compromiso pueden percibirse en uno mismo o, también, en la pareja. En cualquier caso, este hecho influye en la evolución de una historia en la que existe un amor desigual.
Esta enumeración de cinco situaciones en las que es mejor no casarse es un ejemplo de cómo, en ocasiones, conviene posponer esta decisión.