Cuando una persona tiene el corazón herido se siente vulnerable, sensible ante cualquier circunstancia cotidiana y débil. Una persona que está en un momento así tiene por delante un largo proceso de recuperación que varía dependiendo del grado de malestar. Cuando una persona se sienta débil, en primer lugar, tiene que conocer la causa de lo que le sucede.
Una decepción personal
Haber sufrido una decepción personal en el terreno familiar, en el ámbito de la amistad o en el plano de la pareja es una de las causas habituales de dolor interno. Una decepción rompe los esquemas previos de quien ha vivido una situación que no logra comprender desde el punto de vista racional. Sin embargo, pensando en positivo, conviene pensar que las decepciones se superan siempre que apuestas por el diálogo. Todo ser humano comete errores lo que no significa que todos los errores deban disculparse. Por ejemplo, perdonar o no una infidelidad es una decisión personal y libre.
Soledad
La soledad es uno de los sentimientos más desgarradores que puede vivir el alma humana cuando esta soledad se vive en grado máximo. Surge la paradoja de que la soledad también se puede vivir estando en compañía. En un caso así, anímate a conocer gente nueva porque existen buenas personas que pueden aportar mucho a tu mundo.
Problemas personales
Los problemas personales y las preocupaciones producen dificultad a la persona que no puede concentrarse en su presente porque tiene un asunto pendiente de resolver que le roba la paz. Los problemas personales tienen solución, por tanto, confía en ti mismo y utiliza tus recursos.
El fracaso amoroso
El fracaso amoroso que es más una interpretación subjetiva que un hecho objetivo produce dolor interno. Es decir, aunque algunas personas puedan ver como un fracaso el final de su relación de pareja, puede que eso sea lo mejor que puede pasar dependiendo del contexto. El final de una historia de amor que no te hace feliz es la condición para conocer a alguien que sea compatible contigo.
Miedo
El miedo también es uno de los grandes frenos en el corazón humano, una forma de boicotear la propia felicidad. El miedo está en la mente y no en la realidad, hay que diferenciar ambos planos para vivir mejor.