Celos@s y posesiv@s


Las personas celosas no se hacen, sino que nacen. De hecho, son muchos los estudios realizados en torno a los hombres y mujeres que sufren porque alguien mira o habla a su pareja y todos coinciden en las mismas conclusiones: los celos son una cualidad innata, no atienden a razones y son muy difíciles de evitar.

Y es que para una persona celosa es realmente un esfuerzo no enfadarse o no sentirse mal cuando ve a su novio/a en una situación que no le parece la correcta. Por esta razón, si descubres que tu pareja tiene esta forma de ser debes entenderle y escucharle para poder ayudarle en su problema, porque muchas veces los celos son una manera de manifestar su propia inseguridad o un conflicto entre ambos sin resolver.

Pero tenemos que tener claro hasta donde estamos dispuestos a aguantar. Si ya de por sí los celos son difíciles de soportar, cuando se convierten en algo constante y enfermizo, son inaguantables, por lo que debes ponerte firme antes de que vuestra relación se convierta en posesiva y no puedas tener independencia en absolutamente ningún aspecto de tu vida.

Está claro que, como ocurre en todos los conflictos de pareja, no debemos provocar a la persona celosa, pero también es evidente – o incluso más, si cabe – que no podemos perder nuestra personalidad por el mero hecho de que al otro le moleste que nos divirtamos con nuestros familiares o amigos, que nos arreglemos para salir o que saludemos a algún conocido.

Por ello, aconsejamos que, una vez que averigüemos que nuestra pareja es celosa, lo asimilemos lo antes posible y procuremos darle la menor importancia para no alimentar su actitud negativa, pero, sobre todo, nunca debemos permitir que en nuestra relación se sobrepase la barrera que separa los celos de la posesión.

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