Tener el corazón ilusionado es una de las sensaciones más agradables de la vida. Y el amor es uno de los principales motivos de alegría ya que mientras que otras ilusiones crecen de una forma gradual, por el contrario, el enamoramiento irrumpe con mucha fuerza en la vida del enamorado. Esa primera ilusión del enamoramiento no es amor en sentido estricto, de hecho, en muchas ocasiones, la ilusión comienza y termina en sí misma. Así ocurre cuando la historia no avanza y cuando la ilusión se convierte en un bonito recuerdo que la persona conservará en el futuro. Un recuerdo que también puede ser secreto si la persona no ha compartido el motivo de su ilusión con nadie más.
Una terapia de autoestima
Tener el corazón ilusionado por amor es una auténtica terapia de autoestima. Sin embargo, en la misma medida, es saludable tener conciencia de que detrás de la ilusión puede llegar la decepción. Y en ningún caso, la persona debe confundir su valor personal con el desarrollo de una historia sentimental.
El amor puede producir ilusión en el corazón de muchas formas distintas. Algunas personas también experimentan la alegría que produce el amor platónico, un sentimiento idealizado. Otras se sienten ilusionadas por el amor como proyecto de futuro cuando comienzan a sentirse fuertes y recuperadas de una ruptura de pareja previa. El amor a la familia, a los amigos y a la vida son igualmente importantes.
Una necesidad afectiva
El deseo de amar y de ser querido es una de las necesidades afectivas más importantes de cualquier persona. EL amor no se reduce a una única ilusión puesto que una persona puede que no esté enamorada y, sin embargo, sí experimenta otras ilusiones afectivas que incrementan el desarrollo personal. Alegrías que es saludable no descuidar al estar en pareja.