En ocasiones, cuando dos personas rompen se convierten en enemigas. En ese momento, se produce un gran contraste a nivel emocional: dos personas que se han querido, han compartido una ilusión y han creído en su historia, de pronto, adoptan la actitud contraria de tratar a la otra persona como si fuese una enemiga y un rival a batir. Romper una relación de forma amistosa no implica seguir siendo íntimo amigo del otro, porque en la mayoría de los casos, de una forma natural es imposible hacerlo. Ya que en muchos casos, una de las partes siguen sintiendo algo más. Romper una relación de forma amistosa implica hacerlo de una forma cordial.
Por ejemplo, guarda todos los trapos sucios de la relación para ti mismo y compártelos únicamente con alguien con quien tengas mucha confianza. Pero no airees la vida privada de otra persona porque resulta un acto infantil y además, todo ser humano tiene derecho a la intimidad y a la privacidad. En esencia, compórtate con el otro igual que esperas que lo haga contigo.
Para romper una relación de una forma amistosa es mejor evitar convertir el momento de la ruptura en una fuente de reproches constante. En una cadena de insatisfacciones y de quejas. Si ya has tomado la decisión de romper con alguien, entonces, lanza el mensaje de una forma asertiva, directa y breve. En positivo, intenta darle las gracias por todos los momentos compartidos en común y por lo feliz que has sido en ciertos momentos. Las despedidas no siempre tienen que ser trágicas, también se puede decir adiós con agradecimiento y optimismo.
Romper una relación de forma amistosa implica dar naturalidad a situaciones que pueden ser un poco incómodas al principio. Por ejemplo, si te encuentras con tu ex de una forma casual, párate y salúdale con normalidad.