Desahógate para sentirte bien


En el día a día, pasan cien mil anécdotas que de una forma imprevisible pueden hacerte sentirte mal porque no entiendes el motivo de una reacción determinada o de un comportamiento en el otro. En este caso, el malestar interno te pilla de sorpresa, porque en cierto modo, no sabes cómo situarte frente a esa persona. En ese caso, es mejor que relativices la situación y que pienses que tu valor no depende de la opinión que otro tenga sobre ti sino de lo que tú pienses de ti mismo.

Lo importante es que analices tu interior y si no hubo mala intención en tu modo de obrar o de actuar, entonces, quédate tranquilo y piensa en el futuro. De hecho, es mejor que no des demasiada importancia a ese punto, con que pidas disculpas una vez es suficiente, de lo contrario, le estarás dando al otro un poder excesivo sobre ti.

En relaciones más profundas y de una forma más lógica también se producen situaciones que causan dolor. Por ejemplo, en un conflicto de pareja o con un amigo, en una decepción, ante la traición de una persona, en una pelea… Siempre que ponemos en juego nuestros sentimientos nos arriesgamos a sufrir.

Pero no podemos ir por el mundo con una coraza para protegernos de todo el entorno que nos rodea. La vida implica alegría, felicidad y bienestar, pero también, tristeza, pena y dolor. Por ello, cuando algo te duela desahógate, cuéntale a alguien de confianza qué te ha pasado, libérate a nivel interior porque eso te ayudará.

No se lo cuentes a alguien con quien no tienes mucha confianza porque probablemente, luego te arrepientas de haberle contado todo. En el día a día, es mejor aprender a relativizar. De lo contrario, las personas sensibles pueden sufrir un montón por cosas que en realidad no tienen importancia.

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