La pareja es una realidad muy compleja en tanto que es bonito pensar que entre dos personas es posible crear una especie de microcosmos. Es decir, un universo en pequeñito de intereses comunes, sueños, expectativas y de paz. Creo que sólo puedes decir que has encontrado el amor verdadero cuando sientes admiración por la persona que tienes al lado, cuando te alegras por sus éxitos y ellos no te hacen sentir inferior a ti. La realidad es que puedes toparte en tu camino con una persona que sea catedrática, doctora o haya alcanzado un título profesional elevado.
Afortunadamente, un título no es lo que mide el valor ni el corazón de un ser humano. En cambio, de forma curiosa se produce algo paradójico. En general, aquellas personas que tienen un elevado nivel de formación y que han alcanzado un prestigio social importante en base a su profesión no cometen el error de medir a los demás en base a su puesto laboral ni a su nivel de estudios. Sin embargo, sí es algo que suele suceder a la inversa. Es decir, alguien con un bajo nivel de formación siente complejo de inferioridad cuando se encuentra con una persona inteligente.
El sentimiento de inferioridad en pareja se muestra en forma de envidia. La envidia es la tristeza que surge ante la incapacidad de alegrarte por el bien ajeno. Una verdadera tragedia. Por otra parte, el sentimiento de inferioridad muestra algo dañino y destructivo incluso dentro de uno mismo puesto que no tienes por qué compararte con nadie en tanto que cada persona tiene su propio valor interior, sus puntos positivos y también sus defectos.
Encontrarte con una persona inteligente o guapa no tiene que hacerte sentir menos a ti. Al revés, siéntete afortunado por tener ese regalo a tu lado y disfrútalo porque tanto la inteligencia como la belleza son bienes que perfeccionan un amor.