¿Quién no quiere ser feliz? A medida que nos vamos haciendo adultos, muchas veces vamos perdiendo la sonrisa y la felicidad. Perder la felicidad puede hacer que nuestras vidas se conviertan en un verdadero desastre. Este problema, no sólo nos afecta a nosotros, nuestras parejas pueden ver afectadas sus vidas y por lo tanto nuestra convivencia puede llegar a convertirse en algo muy desagradable.
Algunas personas deciden encontrar respuesta a su falta de felicidad en las cosas materiales, pero lo único que consiguen es aumentar sus preocupaciones y tristezas. Encontrar la felicidad verdadera no es tan difícil. Sólo tenemos que saber dónde buscarla. En primer lugar, debemos darnos cuenta y reconocer que, las cosas como el dinero, la fama o el poder no traen la felicidad a nuestras vidas. Por el contrario, las cosas que nos hacen felices o nos dan alegría son muy simples.
Debemos aprender de los niños a disfrutar y apreciar las pequeñas cosas de nuestra vida. ¿Te has fijado como un niño puede pasar horas jugando con una caja de cartón siendo completamente feliz? Si comenzamos a disfrutar de las cosas simples, como los niños, entonces no tendremos que rebuscar esa perdida felicidad. Debemos comenzar a valorar las pequeñas alegrías y a apreciar cada logro sea este pequeño o grande.
Debemos empezar a vivir el presente. Lamentándonos de nuestro pasado sólo conseguiremos vivir en un eterno dolor. Hay que conseguir olvidarse de las cosas que nos hacen sentirnos tristes o molestos. Perdonar a las personas que nos han hecho daño, se convertirá en una gran liberación. Si tenemos alguna pasión entonces, debemos intentar invertir tiempo en ella.