El enlace nupcial simboliza un acontecimiento muy especial para algunas parejas. Más allá del amor y la ilusión que acompañan a este día, hay deseos imposibles.
1. Controlar cada detalle
La planificación y la organización del evento se alinean con un propósito: dar forma a un evento que está en sintonía con las expectativas de pareja. En ocasiones, los preparativos se prolongan durante meses. Más allá del acierto de las medidas impulsadas y las decisiones tomadas, es imposible controlar absolutamente todo aquello que puede ocurrir antes, durante o después de la boda.
2. Detener el tiempo
Tras haber dedicado tantos minutos a visualizar el escenario del evento, el día pasa rápido. Y surge el deseo imposible de detener el tiempo. Es una expectativa que no resulta viable cuando se interpreta de manera literal. Sin embargo, sí puede materializarse de forma simbólica por medio de fotografías y vídeos que conservan recuerdos inolvidables.
3. Que la boda encante a todos los invitados
El enlace es único, sin embargo, en torno a ese acontecimiento surgen distintas vivencias e interpretaciones. Aunque el menú, la decoración y los regalos para los asistentes hayan sido cuidadosamente seleccionados, es difícil que la boda supere las expectativas de todos los presentes. Pues bien, eso tampoco es lo verdaderamente importante.
4. Evitar ser el centro de atención
Algunas personas se sienten más cómodas cuando ocupan un segundo plano o no se convierten en el centro de las miradas. Todo gira en torno a la pareja protagonista durante el gran día, incluso, en una celebración más íntima.
5. Tener una certeza plena sobre cómo será el futuro en común
La relación previa no determina cómo será el matrimonio. Las emociones del día de la boda tampoco se mantienen para siempre. Tener una certeza plena sobre el futuro en común, es un deseo frecuente. Pero imposible en una realidad que siempre se desvela en presente.