Estar receptivo a la hora de hacer nuevas amistades es un síntoma de ilusión por descubrir aquellas novedades que se van cruzando en tu camino. Muchas personas mantienen la amistad con su grupo de amigos de la infancia, lo cual es muy positivo, sin embargo, la realidad es que a nivel interior, evolucionamos de forma constante a lo largo de los años como consecuencia del proceso de crecimiento y también, como consecuencia de las propias experiencias personales.
Por ello, a lo largo de la vida también evoluciona el concepto de la amistad y puede que con el paso de los años nos sintamos afines a personas con las que en el pasado hubiésemos tenido muy poco en común. Un nuevo amigo es especialmente significativo, por ejemplo, cuando te trasladas a vivir a una nueva ciudad y debes empezar de cero.
Del mismo modo, también es habitual que cualquier alumno tenga muchas ganas de conocer gente nueva cuando entra en la universidad. Existe un error incomprensible y es el de dejar de lado a viejos amigos tras haber conocido a un nuevo grupo. Lo cierto es que, afortunadamente, no sólo es posible sino que también, es excelente y enriquecedor tener un trato amigable con muchas personas.
Los nuevos amigos te aportan otro punto de vista sobre la vida, también pueden traerte nuevas ilusiones ya que un nuevo amigo también viene acompañado por nuevos planes y otras conversaciones. Incluso puede que con algunos amigos llegues a compartir alguna experiencia profesional. Un nuevo amigo puede convertirse incluso en ese mejor amigo que llevabas tanto tiempo esperando, esa persona con la que te identificas en tu modo de ser y en tus inquietudes, alguien en quien poder apoyarte al cien por cien en los momentos de dificultad y poder contarle todos tus secretos con sinceridad.