El enamoramiento y el intelecto están muy unidos ya que en muchos casos, el interés que una persona comienza a sentir por otra está motivado por la admiración profesional o la apreciación del talento. Un enamoramiento intelectual que da lugar a citas en las que las conversaciones sobre temáticas concretas se convierte en el mejor estímulo de entretenimiento. Es posible experimentar un enamoramiento intelectual por una persona que tiene una profesión vinculada con la cultura, por ejemplo, un profesor o un escritor.
La admiración incondicional
También es posible admirar la excelencia de una profesión con un valor tan importante como la medicina. O simplemente, más allá del trabajo que desempeñe una persona, puede nacer la admiración por cualidades admirables como su inquietud por el saber.
Sentir enamoramiento intelectual no significa que el plano físico queda en un segun plano sino que el origen de ese sentimiento ha tenido su inicio en un estímulo intelectal. Es decir, en una conexión emocional.
Este tipo de sentimiento es muy positivo ya que la admiración es un sentimiento que si perdura a lo largo del tiempo en la relación, fortalece ese vínculo de verdad. Si experimentas este tipo de sentimiento, sientes que tu pareja te aporta muchas cosas nuevas, puedes aprender de ella en una simple conversación.
Paradojas de la admiración intelectual
En el amor también se viven paradojas. Esto es lo que ocurre cuando aquello que en un primer momento se observaba como una virtud luego se vive como un defecto. Y en relación con la admiración intelectual, algunas personas llegan a sentirse en un segundo plano en la vida de su pareja que dedica tanto tiempo a sus tareas de trabajo. Incluso es posible llegar a observar las actitudes del otro como un síntoma de ego o vanidad. ¿Qué quiere decir esto? Que la admiración intelectual hacia una persona es muy positiva, siempre y cuando no te lleve a ti posicionarte en un rol de inferioridad.