Qué es el mito de la pasión eterna en el amor romántico

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Existen diferentes ideas sobre el amor que son inviables en la realidad. La idea de la pasión eterna como un estado permanente es un ejemplo de ello. Muchos de los detalles del inicio de la relación se recuerdan de un modo especial por la intensidad que acompaña a ese momento. La idealización del vínculo analizado desde una perspectiva romántica tiende a confundir el amor verdadero con los síntomas de enamoramiento. La relación cambia, al igual que las circunstancias que acompañan a los protagonistas.

El amor más allá de la pasión de la etapa inicial de la relación

Creer que la pasión puede permanecer invariable entre dos personas deriva en una consecuencia. Quien interioriza este mito romántico puede llegar a la conclusión de que no siente lo suficiente por la persona que ama cuando experimenta un amor más tranquilo y sereno. La pasión eterna no describe la realidad del amor, al igual que ocurre con otros mitos que giran en torno a las relaciones de pareja. Por ejemplo, sentir celos tampoco debe confundirse con una demostración de amor verdadero.

Con frecuencia, la pasión es uno de los ingredientes que se enmarca en el relato de una historia de amor. Refleja la atracción y la conexión que existe entre dos personas. Pero ese factor no permanece invariable, sino que la relación se redescubre desde otros muchos ángulos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la ternura, el compromiso y la compañía.

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Qué consecuencias produce el mito de la pasión eterna en el amor

La búsqueda de la pasión eterna también puede hacer que una persona enlace relaciones diferentes con la expectativa de conocer definitivamente a ese alguien que despierte ese nivel de ilusión. En otros casos, la persona suele comparar lo que siente ahora con la intensidad de esa pasión que ha quedado en el pasado (pero ha dado paso a otras sensaciones valiosas).

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