Pedir perdón es esencial a lo largo de la vida, sin embargo, no siempre el ser humano es rápido a la hora de decir lo siento después de un conflicto. En ocasiones, puede suceder que dos personas pasen mucho tiempo sin hablarse. De hecho, en el seno de las propias familias sucede que por motivos de herencia, por ejemplo, dos hermanos se retiran la palabra. Lejos de pensar en negativo, lo importante es que siempre se puede rectificar, es decir, tomar el rumbo adecuado para vivir en base a la paz interior y la armonía en las relaciones sociales.
Por ello, debes asumir que cuanto más tiempo pases en medio del orgullo, más difícil te será pedir disculpas. Está en manos del otro querer retomar el acercamiento pero por lo menos, si tú lo necesitas a nivel emocional, quédate tranquilo contigo mismo y con tu forma de actuar. Es decir, no tengas miedo de mostrarte tal y como eres, y de ser vulnerable, porque es normal que si la otra persona te importa no te sea indiferente.
En la medida en que se quiere más a la otra persona también duelen más las heridas de una decepción. Dicha decepción puede vivirse en el seno de una relación de pareja, de amigos, de familia o incluso, en el entorno laboral. Y es que, siempre hay compañeros de trabajo que son más especiales y honestos para ti. Cualquier momento es bueno para pedir perdón, por ello, no hay excusas para ir dejando esta decisión siempre para mañana. Así el tiempo va pasando demasiado rápido sin vivir de verdad el presente.
Nos acercamos a una época excelente para pedir perdón y es que la Navidad potencia los reencuentros, los buenos sentimientos y la esperanza que brota del amor y de la generosidad. Esperemos que el espíritu de la Naviad haga muchos milagros este año.