Dentro de dos meses estaremos celebrando la Navidad una fecha en la que salen a flote los puntos positivos de todas las familias pero también, las carencias. Y es que, a veces, cenar con ese cuñado con el que no se tiene una relación agradable, resulta de todo menos un plan inolvidable. En el peor de lo casos, también se producen situaciones de incomunicación total y de indiferencia. Personas de una misma familia que se cruzan por la calle y evitan la mirada porque ni siquiera quieren hablarse.
Es normal que dentro de una misma familia haya personas con las que te sientes genial y otras con las que no tienes nada en común más allá de los propios vínculos afectivos. Por ello, es esencial adoptar la postura adecuada para evitar frustraciones y dolores innecesarios. ¿Cómo se puede mejorar una relación familiar? En primer lugar, no aspires a ser el mejor amigo de tus primos, tíos o sobrinos. La amistad es un vínculo que no tiene nada que ver con la familia. Más allá de que en algunos casos, puedas sentirte muy cercano a algunas personas de tu familia, les cuentes tus confidencias e intimidades con total tranquilidad.
Por otra parte, también conviene poner las cosas en su justa medida y no vale la pena llevar todo al extremo de negar incluso el saludo a una persona. Es mucho más agradable y gratificante mantener las formas en la medida de lo posible, tener una relación más superficial (pero tener algún trato).
La familia es un bien muy preciado pero no todas las personas se sienten afortunadas por haber crecido en la familia que han tenido. Afortunadamente, en la mayoría de los casos sí que sucede que un hijo quiere mucho a sus padres y que los padres sienten un gran orgullo por sus hijos. En última instancia, eso es la familia.