La lógica no siempre rige las relaciones personales


Las relaciones personales no son tan sencillas como a veces, parece a simple vista. Existen personas con las que todo fluye con naturalidad, sin embargo, seguro que en más de un momento de tu vida te has visto envuelto en situaciones en las que no tienes muy claro qué ha pasado con el otro. Son situaciones en las que cada uno está en una sintonía diferente, es decir, no hay una conexión total.

Así sucede, por ejemplo, cuando observas con asombro gestos que te sorprenden de una forma negativa en el otro, cuando te ha dicho algo y luego a ha hecho lo contrario, o incluso, cuando se propuso ayudarte en algo, y luego, no lo hizo. La lógica no rige las relaciones personales, pero en cambio, todos esperamos algo en base a aquello que damos y también, solemos proyectarnos en el otro.

Cada persona es libre

Las relaciones personales no son tan sencillas como a veces, parece a simple vista. Existen personas con las que todo fluye con naturalidad, sin embargo, seguro que en más de un momento de tu vida te has visto envuelto en situaciones en las que no tienes muy claro qué ha pasado con el otro. Son situaciones en las que cada uno está en una sintonía diferente, es decir, no hay una conexión total.

Cada persona es libre, por ello, las personas pueden sorprenderte en ocasiones, para bien, y en otras para mal. En el primer caso, te llevas una agradable sorpresa y en el segundo caso, una gran decepción. Sin embargo, conviene aprender a relativizar, porque en caso de poner mucho peso a las acciones de los demás, una persona corre el riesgo de medir su valor en función de la aceptación ajena.

La lógica tampoco rige el amor

El amor tampoco está regido por la lógica: te enamoras en el momento más inesperado, de la persona más inesperada y en el lugar que menos esperabas. En este caso, la falta de lógica suma una emoción añadida al amor. La lógica representa el poder de lo racional en el ser humano, sin embargo, hay que tener en cuenta que en las acciones personales, también influyen los sentimientos y los deseos internos. Además, de la emoción y la intuición.

Existen muchas formas diferentes de entender una misma situación gracias a la subjetividad de cada uno. Pero además, la falta de lógica hace que las relaciones puedan ser más emocionantes y menos previsibles al ser cosa de dos.

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