En la vida hay temporadas de miedos, dudas, inseguridades y también, fracasos. Sin embargo, también existen momentos de esperanza, ilusión, fuerza y vitalidad. De hecho, el cerebro humano tiene capacidad de borrar en cierto modo lo negativo (o al menos reducirlo) para dar más importancia a las cosas positivas de la vida. Hay veces que no valoramos lo que tenemos porque lo damos por supuesto. Sin embargo, es una suerte tener salud, una familia, vivir en una casa bonita, en una ciudad que te gusta, o poder contar con amigos…
Pues bien, dentro de toda la perfección ideal que a veces tiene la vida, destaca el valor de la pareja como un plus que aporta bienestar y tranquilidad. Ese plus sólo viene dado por una pareja a largo plazo. Es decir, cambiar de novio o de novia cada tres meses sólo causa inestabilidad emocional y es un síntoma evidente de no saber estar sólo.
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