Tienes un físico arrollador. Desde tu más tierna infancia llamabas la atención de familiares, amigos entrañables, o simplemente descocidos que giraban el rostro para “adorar tu belleza”. Llegaron las primeras salidas a la discoteca durante la adolescencia y entre tu grupo de amigas, siempre los chicos dirigían sus miradas hacia ti… Para algunos eras “ese trofeo” que, una vez alcanzado, supone una conquista especial acumulada. Otros, los más tímidos, ni siquiera se atrevían a entablar una conversación contigo.
Aunque muchos se empeñen en creer lo contrario, traspasada la frontera de los treinta las dificultades aumentan para conectar con alguien que merezca la pena. La mayoría de los varones únicamente buscan en tu persona vivir una aventura, son escasos los que quieren una relación seria y formal.
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