Existen diferentes tipos de vínculos, algunos implican mucha intimidad y otros muy poca. Las relaciones superficiales son aquellas en las que los temas de conversación que se ponen en común son banales y no afectan, en exceso, al interior de la conciencia. Por ejemplo, es posible hablar de una película, de los planes del fin de semana, de los personajes de la prensa del corazón…
Las relaciones superficiales son fundamentales y necesarias en la vida. Es decir, nadie podría ir por el mundo constantemente abriendo su corazón al cien por cien con cualquier persona. Tú eres libre de decidir quiénes quieres que formen parte de tu intimidad más honda. Pero eso sí, mientras que las relaciones superficiales también aportan muchas cosas buenas a la persona, conviene precisar que sí existe un problema cuando alguien tiene únicamente este tipo de vínculos. Es decir, cuando no avanza más allá con nadie en concreto y no se deja conocer porque pone una barrera a los demás.
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