La ética es una parte de la filosofía. La ciencia que versa sobre el obrar correcto, es decir, fundado en valores adecuados de conducta. Sin embargo, la realidad es que cada persona tiene sus propios valores y todavía más en la sociedad actual en la que parece que estamos siendo víctimas del relativismo ético, es decir, del “todo vale” en función de la opinión o el apetecer. Más allá de esta cuestión, así como es esencial tener ética en el trabajo, todavía lo es más en el amor en tanto que las relaciones personas se destruyen al compás de la vanidad, la soberbia o el cariño inadecuado.
Por ello, es esencial aprender a querer mejor a la pareja. ¿Cómo? Esperando menos de ella y dando más. Es decir, dejando de exigir sin medida para entender que la libertad es una de las claves necesarias en una pareja. En el amor, nadie es propiedad de nadie, simplemente, se crea una relación de amor y de respeto.
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