El amor y la soledad no siempre van separados. De hecho, en más de una ocasión, van unidos. Y aquel que siente la soledad cuando está acompañado se encuentra con el conflicto de saber que en realidad se está engañando a sí mismo al estar dentro de una relación que no funciona y en la que ambos más de que dos enamorados se comportan como dos extraños. No conviene tirar la toalla a la primera de cambio. Es decir, conviene analizar las posibles causas de la falta de comunicación, diálogo e interés mutuo para poder hallar una solución y recuperar la ilusión por estar juntos.
La verdad es que muchas personas siguen en pareja por miedo de no encontrar a otra persona, es decir, se conforman. De este modo, se niegan la posibilidad de disfrutan de un amor maduro y pleno. La soledad también tiene muchas ventajas y es una gran fuente de aprendizaje y de autoconocimiento en tanto que aprendes a valorar tu tiempo y también el hecho de no estar a la espera de otra persona.
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