Desde hace años se consolida en diferentes países (sobre todo en los anglosajones) una que permite mantener y desarrollar el amor sin por eso tener que amontonar pertenencias, momentos y gustos para hacerlos coincidir con los de la otra parte.
A este tipo de relación se le conoce como LAT –living appart toguether y es algo así como estar juntos, vivir separados-, y está dando magníficos resultados a muchos adultos que quieren tener una relación sentimental y quieren seguir siendo impares.
Es una fórmula para conservar la independencia y también es una manera para que la relación dure mucho más. Para los hombres y mujeres divorciados es una forma cómoda de tener pareja evitándose las complicaciones de que los hijos de uno y otra se adapten o no viviendo todos en una misma casa. Y a las personas que han tenido algún desengaño les da más seguridad.
Los LAT suelen vivir en el mismo municipio o no muy lejos, siendo muy fácil encontrarse en uno u otro domicilio. Tener pareja y no vivir bajo el mismo techo es algo que se va imponiendo cada vez más. Algunas razones tienen que ver con los cambios sociales que se han producido y que se siguen produciendo en esta sociedad.
Por suerte la mujer está plenamente incorporada al mundo laboral al que tanto trabajo le ha costado llegar y en el que le cuesta mucho más mantenerse. El concepto de familia ha cambiado, y varía mucho con el que existía unos años atrás.
En definitiva, ambos componentes quieren estar con la otra persona en todos los sentidos y respetan la fidelidad, pero asumen normalmente por experiencias poco gratas, que estar todo el tiempo, sin reservarse nada para sí mismos, termina por matar el amor ‘de tanto usarlo’.