Cuando se da una plena confianza en la pareja que apunta a cubrir, nutrir, dar vida y estimular las relaciones, también gusta compartir determinados espacios.
Cada miembro de la pareja ha de cuidar su terreno personal y esto no significa querer menos al otro. Se trata de amarse con entrega, sin confundir “el estar juntos” con “los apegos”.
En ocasiones estar con otra persona puede impedirte disfrutar de tu propio valor. Es fundamental saborear tu propia compañía interior y esto sólo se consigue disponiendo al día de momentos individuales que te ayuden a meditar sobre el rumbo que adquiere tu existencia.
Se trata de hallar un equilibrio para compartir el tiempo con el otro de un modo preciso ¡Ten cuidado! Y aumenta la precaución ya que muchas personas cometen el error de descuidar a la pareja como consecuencia de la presión laboral o la búsqueda del éxito personal.
Una de las claves del respeto consiste en determinar qué espacios son propios y cuáles son comunes. En la sociedad actual hay una tendencia hacia la inestabilidad en el ámbito emocional. Por eso mantener una pareja a lo largo del tiempo no es nada fácil.
No olvides que con el tiempo el amor se transforma en madurez y serenidad y aquellos que encuentran un equilibrio en el tema de los espacios compartidos son individuos que han alcanzado la piedra filosofal de la sabiduría.
Si la relación amorosa tiene como telón de fondo una intensa amistad basada en la empatía, diálogo y compañerismo, ambas personas que se quieren pasarán el resto de sus vidas en perfecta sintonía.