En sintonía con tus suegros


Toda pareja que mantiene una relación favorable con sus suegros, vive con más entusiasmo su convivencia. Tener presente que existen infinidad de estilos de comportamiento te ayudará a comprender los modos de actuar de los progenitores de tu pareja.

La historia personal que cada persona arrastra se basa en el modelo educacional que sus padres le inculcaron. Hay padres que experimentan la denominada “etapa del nido vacío” de una forma gratificante: Dejan que sus hijos se independicen sanamente y esto les aporta el inicio de un nuevo ciclo con el compañero/a. Sin embargo, la situación más común adquiere matices borrascosos. De hecho, se tiende a adoptar un papel intrusivo a la hora de la toma de decisiones en la pareja que ha constituido el hijo/a.

La convivencia sana con los suegros se da cuando fluye el amor hacia los propios padres y el respeto mutuo… Y esto se produce porque cada miembro ha logrado una posición social en el seno de la familia. Los aprendizajes entre padres e hijos son mutuos. Incluso, los miembros de la pareja más mayores pueden hacerse cargo del cuidado de los nietos o apoyar a sus hijos en diversos proyectos. Al fin y al cabo todos los implicados tienen su recompensa, ya sea emocional, económica o social.

Pero un número significativo de parejas han acabado en ruptura por una influencia tormentosa y constante de los suegros. La dinámica de la nueva vida familiar puede verse afectada negativamente por personas ajenas a la pareja. Están los suegros que se entrometen con la nuera o el yerno indicándole el modo más correcto de educar a sus críos. Pero tan malo es eso como el desapego radical de aquellos suegros que se niegan a convivir con los hijos y nietos, privándose de compartir excelentes momentos y establecer un vínculo afectivo saludable.

En definitiva la resolución de los conflictos debe recaer exclusivamente en los miembros que forman la nueva pareja… Los suegros sobran.

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