Hoy se celebra el Día Internacional del Alzheimer. Un día con el que muchas familias se sienten especialmente identificadas al convivir día tras día con el olvido. Sin embargo, pensar que una persona se reduce, simplemente, a su pérdida progresiva de memoria es no entender la dignidad y el valor que tiene un ser humano desde un punto de vista integral. Algunas personas mayores, acompañan a su pareja en este proceso. Y el hecho de que la otra persona olvide los nombres, o parte de la historia de su vida, solo es motivo para quererle más todavía porque la finalidad del amor verdadero es proteger a alguien.
Acompañarle cuando de verdad lo necesita. En los buenos momentos, todo resulta muy sencillo, sin embargo, en los malos momentos es cuando de verdad se necesita la ayuda de gente amiga y cercana con la que poder contar y encontrar optimismo y esperanza, en una enfermedad que de por sí, es degenerativa. Por ello, también es importante aprender a vivir el día a día y no pensar en qué pasará dentro de dos años. Al llevar a la práctica esta forma de vida, también se adquiere un hábito muy positivo.
Por otra parte, lo que uno da en el alzheimer es mucho, entrega parte de su vida al otro. No sólo sucede en el caso de la pareja sino también, de los hijos. Por ello, es tal el esfuerzo y el desgaste acumulado día tras día que conviene dar un sentido espiritual a ese esfuerzo para darle el valor que de verdad tiene. En una sociedad en la que a veces, se llama amor a la atracción física o al mero gustar, merece la pena hacer autocrítica para valorar el amor entendido como desinterés y sacrificio real entre dos personas que han compartido toda su vida en común o simplemente, unos años de camino.