Las expectativas son buenas siempre y cuando se producen de una forma coherente y limitada. Sin embargo, tener demasiadas expectativas sobre un ámbito de la vida o sobre una persona puede causar mucho dolor y mucho sufrimiento. Sencillamente, porque desde el deseo infinito es difícil encontrar a alguien que esté a la altura y que cumpla con todos los requisitos esperados. Por otra parte, conviene entender que nadie puede llenar todas las necesidades de otra persona. Por ello, apuesta por tener riqueza en las relaciones interpersonales. Cultiva tu relación de pareja, pero también, tu relación con amigos, familiares y conocidos.
Para limitar el exceso de expectativas en el amor, es positivo echar la vista al pasado para analizar la experiencia sentimental. En general, muchas personas siempre terminan decepcionadas de sus relaciones y no se paran a analizar la causa. Pues bien, esta es una posible razón. Por otro lado, en vez de quedar a la espera de la perfección ajena es mejor empezar a trabajar la autoestima propia, cultivar las inquietudes, crecer como persona… Cuanto más creces, mejor te sientes contigo mismo.
No pongas tus expectativas en encontrar a la pareja perfecta, sencillamente, porque puede que no llegue nunca. Y en ese caso, te sentirás mal por haber dejado pasar tu vida pensando en un objetivo que no depende de tu voluntad al cien por cien. Se puede ser feliz sin pareja, de hecho, cuando mejor estas tú mejor te sientes al lado de otra persona. Por el contrario, las expectativas de transforman tarde o temprano, en rigidez, exigencia desmedida, sufrimiento y dolor.
Ser exigente es bueno de este modo, no te conformas con cualquier persona. Sino que aspiras a enamorarte de verdad y poder vivir el presente junto a alguien especial. Sin embargo, la exigencia, como todo, debe darse en equilibrio.