Todos los matrimonios pueden sufrir diferentes conflictos matrimoniales que pueden alterar el buen funcionamiento de la relación: diferentes tendencias políticas, gustos cinematográficos opuestos, etc. Uno de esos conflictos pueden ser los hábitos alimenticios de cada uno. Cuando una parte de la pareja es vegetariana y la otra es amante de la carne pueden surgir los problemas, pero esto no tiene por qué a cavar con la relación. Puedes seguir algunos de los consejos que te vamos a dar:
– Desarrolla la capacidad de escuchar. No os encerréis en vosotros mismos y escuchad a la otra persona.
– Intentad informaros sobre las tendencias nutricionales de la otra persona y así aprenderéis a tener mayores habilidades de resolución en el tratamiento de los conflictos sobre los hábitos dietéticos.
– Aceptar y respetar mutuamente cada una de las opciones alimentarias. Recuerda que para algunos vegetarianos su elección es como una religión.
– Flexibilidad.
– Establecer unas reglas de cocina desde el comienzo de la relación para no molestaros el uno al otro.
– Si es necesario, separad los utensilios de comida de cada uno. Al igual que el congelador: lo mejor es que cada uno tenga su propio cajón para así saber directamente donde están sus alimentos.
– No presionéis a vuestra pareja con su dieta. Tampoco intentes hacer ningún chiste fácil cuando estéis con los amigos.
– Si tenéis hijos buscad la dieta más efectiva para ellos, no intentéis competir para ver quien consigue que los niños elijan su dieta.