Dependiendo de las causas de la infertilidad, hay diferentes tipos de tratamientos. Si una mujer tiene problemas para ovular existen píldoras o inyecciones de hormonas que ayudan a la ovulación. A veces, la cirugía laparoscópica puede reparar las trompas de Falopio si están dañadas. Esto ayuda a despejar el camino para la fertilización. Los hombres también pueden tomar medicación o someterse a alguna operación para mejorar o aumentar su esperma.
Pero una de las técnicas más utilizadas hoy en día es la fecundación in vitro (FIV). Se suele recurrir a este tratamiento cuando ya se han probado otros que no han funcionado. Cerca de uno de cada 100 bebés nacidos en los EE.UU. el año pasado se han concebido de esta manera. En la FIV, los espermatozoides del hombre se introducen en los óvulos de la mujer en un laboratorio. Los médicos entonces meten el óvulo ya fecundado en la mujer para que puedan desarrollarse.
A menudo, se requiere más que un intento para conseguir con éxito un embarazo. Cuando se realiza la FIV hay que tener presente que se pueden producir embarazos múltiples. Si bien muchos piensan que esto es una bendición, hay que pensar que esto pone a la madre y a los futuros bebés en una situación de riesgo.
La FIV es cara, pero ofrece a muchas parejas la oportunidad de tener un bebé que de otra forma no tendrían. Las parejas que utilizan la FIV tienen una de cada tres posibilidades de tener un bebé después del primer intento si la mujer es menor de 37 años. Después de los 37, la tasa de éxito disminuye considerablemente.