Cualquier pareja sufre un proceso de adaptación gradual al cambio a lo largo de su relación. La consolidación de una historia de amor también puede traer consigo etapas que pueden ser difíciles. Uno de los primeros momentos de cambio que produce un estrés especial en la relación es el primer año de convivencia. Un año en el que cada uno debe de adaptarse a las costumbres del otro y asimilar que no existe un único modo de hacer las cosas. En esta convivencia pueden surgir las diferencias familiares en las que han sido educados cada uno.
La llegada del primer hijo
Muchas parejas deciden ampliar la familia en algún momento. La llegada del primer hijo marca un cambio importante en la relación puesto que a partir de ese momento, la pareja ejerce un nuevo rol: el de padres. Y deben conciliar este rol con su vínculo como pareja. Esta tarea no siempre resulta sencilla durante la primera etapa del nacimiento del bebé cuando el niño demanda tanta atención y cariño.
Conciliación laboral
La formación de una familia también trae consigo las dificultades de la conciliación laboral en la organización del trabajo, el cuidado de los niños y la realización de las tareas de la casa. Además, la formación de una familia también implica cambios en la gestión de la economía estableciendo nuevas prioridades en el presupuesto. Estos cambios también se notan en la gestión del tiempo puesto que algunas personas pueden echar de menos tener más momentos para estar a solas.
Otros momentos de cambio
El momento de la jubilación, cuando los hijos se van de casa, cuando los padres se hacen mayores y llega el momento de cuidarles, son otras situaciones de cambio a las que se enfrentan las parejas a lo largo de su vida. Los cambios cuestan al principio, por esta razón, conviene tener pacinecia.