Los momentos compartidos con buenos amigos se convierten en un protector emocional frente a emociones desagrables tan propias de nuestro tiempo, especialmente, en el contexto profesional. Este es el caso del estrés. En medio de las ocupaciones profesionales y obligaciones del día a día, existen personas que sienten que no encuentran hueco fácilmente en su agenda para programar actividades con los amigos. Sin embargo, hacerlo es una medida de salud y de felicidad puesto que esos momentos personales tan especiales te ayudan a recargar las pilas gracias al placer de querer y sentirte querido por los que te rodean.
Amistad frente al estrés
Formar parte de un grupo aporta autoestima, fuerza de superación, ganas de disfrutar del presente e ilusiones renovadas. Además, con los amigos no solo disfrutas del presente sino que también recuerdas agradables momentos del pasado. Y por supuesto, también proyectas ilusiones de futuro. Todo ello gracias a amistades que se van consolidando a lo largo del tiempo.
La amistad también puede resultar estresante en el caso de mantener vínculos muy profundos con una persona que ejerce una influencia negativa. Sin embargo, cuando se trata de una amistad sana, la relación siempre es una suma de buenos momentos, apoyo en la dificultad, alegría compartida en los instantes de felicidad… Piensa en lo feliz que te sientes al volver a casa después de haber compartido un plan divertido con un amigo de verdad.
Encuentra más tiempo para la amistad
Encontrar más tiempo para compartir con los amigos es un gesto de inteligencia emocional que cualquier persona puede tener en cuenta para disfrutar del presente rodeada de buenas personas. A lo largo de la vida, una persona conoce a muchas personas pero son pocas con las que conecta de verdad a un nivel profundo de intimidad. Ello se debe entre otras cosas a que la amistad verdadera implica un compromiso mutuo, tiempo de dedicación y mucha constancia.