Las parejas estables tienen que trabajar cada día su relación porque además, no todo fluye de una forma tan natural y mágica como en los inicios donde el proceso de enamoramiento está marcado por la ilusión en grado máximo. El amor va cambiando y madurando como una semilla que necesita ser cultivada para dar buenos frutos.
Estar estancado en la relación
Existen parejas estancadas en un punto y que no avanzan hacia adelante. Al contrario, existen parejas que retroceden y pierden conquistas que habían alcanzado de una forma conjunta. Por ejemplo, una buena comunicación.
Pensar en lo que no tengo
Existen parejas que como consecuencia de la rutina y de la monotonía empiezan a restar valor a su relación e idealizan a otras personas como si aquello que no tienen fuese más importante que aquello que ya han alcanzado. Existen personas que se arrepienten de haber cometido una infidelidad cuando se dan cuenta de las consecuencias de perder a la persona que quieren.
No cuidarse físicamente
Existen parejas que cuando llevan mucho tiempo de relación hacen poca vida social, pasan la mayor parte del tiempo en casa. Este tipo de sedentarismo también conduce al descuido físico. Es importante que te arregles, en primer lugar, para gustarte a ti mismo. Y en segundo lugar, para gustar a tu pareja.
Dejar de lado a grupos de amigos
La vida social de muchas parejas estables se reduce mucho, especialmente, al tener hijos. En ese caso, es importante reaccionar a tiempo ya que además, a través de los niños también es posible hacer nuevas amistades. Puedes quedar con otros padres de otros compañeros de tu hijo en el colegio.
Quejarse demasiado
Las quejas de muchas personas que llevan años en una relación pueden ser mayores que las satisfacciones. En ese caso, haz balance de tu relación y exterioriza con más naturalidad todo lo positivo.